15 Mar
15Mar

En este artículo comparto las similitudes que he encontrado, sin la intención de imponer ningún tipo de criterio, y sabiendo que es un tema controvertido, deseo manifestar lo que encontré para traerlo a la reflexión, el lector impondrá su propio juicio.

“El primer principio del Evangelio es conocer con certeza el carácter de Dios, conocerlo y familiarizarnos con él,  debemos tener el concepto correcto de Sus perfecciones y atributos, una admiración de la excelencia, de su carácter. (1)

En la antigua ciudad de los Dioses. Teotihuacán, se vivía el culto religioso y el arte más refinado.

Se veneraba desde tiempos muy antiguos al que se convertiría en el máximo símbolo de la sabiduría náhuatl y maya; Quetzalcóatl-Kukulcán. El Dios barbado, las cabezas de serpiente, la tinta negra y roja de las pinturas (símbolo de la sabiduría), todo evocaba el recuerdo del antiguo dios bienhechor, origen del espiritualismo del México antiguo.

Un viejo texto náhuatl habla del culto que se da al dios Quetzalcóatl desde los tiempos más antiguos, esto nos da una idea más aproximada de cómo probablemente lo veneraban en la ciudad de los Dioses. (2)

“Eran cuidadosos de las cosas de dios,

Sólo un dios tenían,

Lo invocaban,

Le hacían suplicas

Su nombre era Quetzalcóatl.

 El guardián de su dios,

Su sacerdote,

Su nombre era también Quetzalcóatl.

Y eran tan respetuosos de las cosas de dios,

Que todo lo que les decía el sacerdote Quetzalcóatl

Lo cumplían, no lo deformaban.

Él les decía, les inculcaba:

-Ese dios único,

Quetzalcóatl es su nombre.

Nada exige,

Sino serpientes, sino mariposas,

Que vosotros debéis ofrecerle,

Que vosotros debéis ofrecerle.” (*)

Difícil resulta pensar en un dios único de nuestro México prehispánico, cuando nos han enseñado desde la educación primaria, que nuestros antepasados eran politeístas. En la actualidad, algunos de los historiadores, arqueólogos y etnólogos nos ofrecen una nueva visión que nos da una posible respuesta a tal contradicción; las diversas divinidades son símbolos de las fuerzas naturales: el agua, el viento, el fuego y la tierra, que ponen de manifiesto, la acción de un solo principio supremo, que al ser invocado, recordando su sabiduría se le nombra Quetzalcóatl, Yohualli, Ehecátl, “el que es como la noche y el viento”

De su veneración. Como en la actualidad, en la antigüedad también tenían el albedrio para venerar a este dios único, o no. Los Toltecas según el testimonio de los textos eran grandes artífices, constructores de palacios, buenos pintores y escultores que ponían su corazón en sus obras, alfareros extraordinarios, se les llamaban Tlayoltehuiani. Pero especialmente se les atribuye a ellos el culto del Dios Quetzalcóatl, divinidad única, amante de la paz, que condenaba los sacrificios humanos, y atraía a sus seguidores a una vida de perfección moral.

Cabe destacar que esta ideología de veneración al dios único, proviene de los Toltecas antiguos que vivieron en Teotihuacán, (los modernos vivieron en Tula); quienes fueron antecesores de los aztecas, mayas, mixtecos que para estos últimos grupos, los tomaban como todo lo bueno y grande con mayor refinamiento, por lo cual establecieron de ellos sus bases.

Decía de los Toltecas, que tenían el albedrio para amar a su dios y que él les enseñaba, todas las artes, la benevolencia y la moralidad. Los informantes de Sahagún, en el códice Matritense dicen de los Toltecas,

“Estos toltecas, como se dice,

Eran nahuas,

No eran popolocas [gente bárbara]

Aunque se llamaban también

Habitantes antiguos

 

Eran ricos,

Porque su destreza, pronto los hacía hallar riqueza.

Por esto se dice ahora

Acerca, de quien pronto descubre riqueza:

Es hijo de Quetzalcóatl,

Y Quetzalcóatl es su príncipe,

Así era el ser y la vida de los Toltecas. (**)


Recordemos también, que el sacerdote de Quetzalcóatl, llevaba su mismo nombre y a este sacerdote se atribuye la formulación de la doctrina teológica de Ometéotl; el supremo dios dual, principio ambivalente, dos rostros, uno masculino y otro femenino, pero un solo dios, (simbolismos) su rostro masculino es agente y generador, su rostro femenino es quien concibe y da luz. Identificando al dios Quetzalcóatl como un título que evocaba la sabiduría  del dios dual, [aduciendo la concepción de un dios único], este mismo sacerdote Quetzalcóatl insistía en mantener la pureza del culto a ese supremo dios que vivía más allá de lo que ven los sentidos; tuvo que luchar muchas veces contra quienes se empeñaban en introducir otros ritos, particularmente el de los sacrificios humanos. Las discordias internas provocadas por quienes no deseaban seguir y alterar la antigua religión del dios Quetzalcóatl dieron por resultado la ruina de  ciudades como Tula (3)


“Se decía, se refería,

Que cuando gobernaba, 

Al tiempo en que estaba el primer Quetzalcóatl,

El que se nombra 1 caña

Entonces, nunca quiso los sacrificios humanos,

Pero después, cuando estuvo gobernando Huémac,

Comenzó todo aquello

Que luego se hizo costumbre

Esto lo empezaron los hechiceros. . . . (3)


Este texto nos deja ver el hecho de que se propusieron a destruir, en este caso Huémac, mucho del conocimiento de este Dios único,  al que se veneraba, de quien se aprendía todas las cosas buenas y de un sacerdote que le amaba y lo obedecía, (lo que en occidente se le podría llamar: Profeta o pastor) y de la misma manera, como se inició la abolición de esta creencia, que impulsó a los Toltecas a ser mejores.

Este dios Quetzalcóatl tenía que ver con la personalidad descrita que conocemos de Jesucristo; pero fue cambiada su historia, lo que ayudo a la gente a desviarse de todo lo bueno, y a sentir menos pena al sojuzgar, asesinar, y “sacrificar” para sus “dioses”.


¿El Dios único de Mesoamérica, tiene que ver con nuestro dios actual?

A quien llamamos también Dios, Padre Celestial, Ser Supremo, en quien creemos y a quien adoramos. Él es omnipotente, omnisciente y está lleno de amor, y misericordia.

Él es el Autor del plan de nuestra felicidad, ha inspirado en algunas personas a la búsqueda de conocimiento, al progreso en la actualidad, logrando de ellos a los mejores doctores, científicos, astrónomos, los más destacados en su clase, que aportan gran beneficio  y en otras materias: como la tecnología y la historia, que nos permite conocer de él como omnipresente en todo tiempo aún desde la concepción del mundo hasta la actualidad.

Más que ninguna otra cosa, Dios desea ayudarnos en esta vida, y bendecirnos para que seamos mejores personas en todos los sentidos, como lo fueron los Toltecas, de quienes se decía eran lo mejor tal como el escrito. (*)

Pasando ahora a una época posterior a los Toltecas, los sabios Texcocanos.

Deseo mencionar sobre la reacción de Nezahualcóyotl (quien había recibido las enseñanzas de los Toltecas por ser descendiente de ellos). Frente a la idea guerrera de sus aliados los aztecas, obligado a elevar en su ciudad una estatua al sol Huitzilopochtli, como una muda protesta, construyo frente a ella “otro templo” más suntuoso con una elevada torre dedicada: al dios desconocido de los Toltecas. Don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, descendiente de Nezahualcóyotl, escritor mestizo da testimonio, con la mirada fija en el “dios desconocido”. (2)


Le edifico un templo muy suntuoso, frontero y opuesto, al templo mayor de Huitzilopochtli, el cual además de tener 4 descansos, el cu y fundamento de una torre altísima, estaba edificado sobre él 9 sobrados, que significaban 9 cielos, el décimo que servía de remate de los otros nueve sobrados, era por la parte de fuera matizado de negro, y estrellado, y por la parte del interior estaba todo tan engastado de oro, pedrería y plumas preciosas, colocándolo al Dios referido y no conocido, ni visto hasta entonces, sin ninguna estatua ni formar su figura. (4)


“El dios desconocido” de los Toltecas, que evocaba el recuerdo del antiguo dios bienhechor conocido como:

  • Ometéotl de quien ya nos hemos referido, también llamado "in Tonan, in Totah, Huehueteotl", "Madre nuestra, Padre nuestro, Viejo Dios" [relacionado al experimentado, a la sabiduría]; 
  • Tloque Nahuaque, amo de lo cercano y lo lejano [Lo que está en la tierra y lo que está fuera de ella].
  • Yohualli-Ehecátl, Uno que es Invisible [como la noche] e Intangible [como el viento], 
  • Ipalnemohuani, "el dador de vida". 
  • Moyocoyatzin, "el inventor de sí mismo" (Nadie le invento a él, ya que existió desde el principio antes que todo).


Los anteriores son títulos, simbolismos, relacionados al mismo ser. Este dios antiguo, que no tenía templos, y era casi desconocido por el pueblo, pero muy nombrado en los poemas de las clases altas, que parecería ignorar el resto de la cosmogonía azteca, se lee así:

En ningún lugar puede ser

la casa del sumo árbitro;

en todo lugar es invocado,

en todo lugar es venerado;
se busca su renombre, su gloria en la tierra

Nadie puede ser amigo,

del que hace vivir a todo;

solamente es invocado,

sólo a su lado y junto a él

puede haber vida en la tierra (5)


Refiriéndonos nuevamente a la evocación de Ometéotl, en su sentido de ambigüedad: de dos formas de ser, uno masculino de agente y generador y otro femenino de quien concibe y da luz, pero un solo dios, (en sentido figurado)  

En el conocimiento de nuestro dios actual: “El Padre… hace las obras”, (es generador) y no puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Dos  seres distintos, el padre ordena como agente y generador y el hijo como el que concibe, el que ejecuta la orden y da luz y conocimiento, dos personalidades con unificada intensión, en otras palabras un solo dios.


En otra ocasión Jesucristo dijo: “Yo hablo lo que he visto cerca del Padre… Nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre… He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el Hijo de Dios es uno y el mismo, actuando siempre bajo la dirección del Padre, que es el mismo “ayer, hoy y para siempre”

Al contemplar los acontecimientos de casi cualquier época, podemos observar la esencia del ser supremo descrita en diferentes maneras, pero llegando al mismo punto: su benevolencia, su sabiduría, su integridad, y acompañada de sus consecuencias: Progreso cultural, espiritual, y también económico


Los Toltecas, en el altiplano central de México, (destacándolos por ser de quien hemos hablado), tuvieron la oportunidad de conocer el plan de Dios, el poder, la santidad, sí, incluso la ira y el juicio de Dios, pero no comprendieron plenamente su amor, y la gran profundidad de Su devoción a Sus hijos, de manera plena debido a que personas como Huémac, y posteriormente al misticismo guerrero impuesto por Tlacaélel que, o destruyeron o manipularon este conocimiento, en este contexto parece que el del dios supremo ha pasado a un segundo plano. 

Ha sido olvidado, aunque no del todo como lo podemos leer en un poema de los cantares mexicanos, en donde el autor parece expresar una súplica al dios único para que no desaparezca del todo su conocimiento y su cercanía con ellos:

Sólo haya en el interior del cielo,

Tu inventas tu palabra,

¡oh! Dios!

¿Cómo lo determinarás? 

¿Acaso tendrás fastidio aquí?

¿Ocultaras aquí tu fama y tu gloria, aquí sobre la tierra?

¿Cómo  lo dispondrás? (6)

Nuestro dios antiguo y nuestro dios actual ¿Es el mismo ser? ¿Usted qué piensa?

En mi opinión, me he dado cuenta de que siempre ha estado para el ser humano, como un rocío invisible pero perceptible; en las maneras que se ha presentado a través del tiempo lo podemos encontrar, es cuestión de prestar atención a los testimonios  antiguos como en los actuales para poder llegar a una conclusión final.

 En suma este articulo lo escribo para honrar al dios único, que se ha preocupado por siempre del ser humano, que lo ha pulido en toda época, a quien se ha allegado o se allega a él y que está presto para escuchar, para enseñar, en la actualidad como en la antigüedad. Tal como enseño Cristo a él sea, la gloria y el poder POR SIEMPRE.

Para saber más:  http://www.lds.org/liahona/2003/11/23?lang=spa

Bibliografía:

  1. José Smith.
  2. León-portilla Miguel, ponlo bien después Gaby págs. 30, 118
  3. (*) De los informantes de Sahagún, códice Matritense de la real academia de la historia, fol. 176 r
  4. (**) Ibid; fol. 176 v
  5. Anales de Cuautitlán fol. 4
  6. Ixtlilxóchitl, Fernando de Alva, Historia Chichimeca, en obras completas publicadas por Alfredo Chavero 2 Vols. México 1891-1892 vol. 2 pp. 227-228.
  7. Del códice Matritense

Ms. Cantares mexicanos.   Fol. 30 r

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